Los desafíos de los emprendedores y empresarios en tiempos de crisis en Ecuador

16.04.2023

En la actualidad, el Ecuador está pasando por momentos muy difíciles. Nos encontramos inmersos en una crisis institucional, política, económica y de seguridad que afecta a todas las familias ecuatorianas, incrementando el desempleo y la pobreza en nuestra sociedad.

En medio de esta crisis, existe un grupo que está siendo fuertemente afectado. Me refiero a los empresarios, dueños de negocios y emprendedores. Históricamente, se les ha visto como opresores o explotadores, y muy pocas veces se habla de ellos y se defienden, ya que son vistos como la parte más fuerte de la relación laboral. Sin embargo, estos empresarios deciden hacer patria en su país, creyendo fervientemente en su progreso. Son personas que se levantan todos los días con la ilusión de mejorar la vida de la gente, no solo la vida de sus clientes a través de la entrega de bienes y servicios diferenciadores, sino también para sus trabajadores a través de un trabajo digno y sobre todo buscan el bienestar y progreso de sus familias.

Quiero dedicar estas líneas a los empresarios medianos y pequeños, al dueño de negocio y al emprendedor, quienes han venido luchando constantemente para desarrollar sus ideas y sueños. Luchan contra la banca, ya que la mayoría está endeudada y al menos el 50% de sus ganancias están destinados al pago de la deuda de sus créditos. Luchan contra una competencia que por desesperación o por consecuencia de grandes monopolios abarata el mercado, lo que provoca menos ganancias. También luchan contra un Estado incompetente que no los protege, ni les da garantías para el desarrollo de sus negocios, colocando trámites engorrosos y procesos obsoletos que obstaculizan su desarrollo. Además, este Estado se convierte en su principal verdugo cuando cometen un error, dejándolos a merced de la corrupción institucionalizada.

Luchan también con sus colaboradores, que a veces no los entienden, y todos los días luchan con sus propios miedos, al fracaso al cerrar el fruto de su esfuerzo, al miedo de no poder cumplir con sus obligaciones y muchos otros más. Es difícil emprender y desarrollar un sueño honestamente en el Ecuador. Es difícil vender un producto o entregar un servicio en un país donde no se vive con seguridad. Es difícil que con pocas ventas se pueda pagar el alquiler, cumplir con la nómina de los trabajadores y responder a los bancos que no entienden la situación del país y solo les exigen que les paguen su dinero. Es difícil esquivar las clausuras de instituciones públicas, quienes también exigen sus impuestos, pero no dan ninguna sugeridad o guía. Ver cómo el poco o nada de dinero que les queda es arrebatado por un vacunador es desalentador, y así, sin más se muere un sueño

Quiero dedicarles estas líneas a todos aquellos que en medio de esta crisis política, económica y de seguridad han cerrado sus negocios, el fruto de sus esfuerzos, el sueño de sus padres. Quiero en medio del dolor y de la impotencia que están viviendo, extenderles un abrazo, de fuerza, empatía y ánimo, porque mientras tengan vida y ese fuego siga ardiendo en sus corazones, podrán empezar de nuevo y con más fuerza. También quiero abrazar y motivar a aquellos que se están aferrando con todas sus fuerzas a sus negocios. Quiero decirles que son valientes y nos inspiran a seguir luchando por nuestros sueños.

Como profesional, instó al gobierno central o local a brindar las garantías necesarias dentro de su competencia para facilitar el desarrollo empresarial. Esto incluye garantizar la seguridad del Estado, la seguridad jurídica y la estabilidad política al tiempo que se reducen los procedimientos burocráticos obsoletos. El gobierno debe convertirse en un aliado estratégico, no en un obstáculo, para los empresarios y dueños de negocios. En medio de la crisis, hago un llamado a la condonación de impuestos, intereses, multas y otros beneficios que alivien la carga de las pequeñas y medianas empresas.

Es importante recordar que cada vez que se cierra un negocio, no solo pierde el empresario o emprendedor, perdemos todos. Se afecta la economía, se incrementa el desempleo y se agudiza la pobreza. Al final del día, estamos en una gran cadena de favores en donde todos necesitamos de los unos y los otros para desarrollarnos. Por eso, invito a todos los sectores, medios de comunicación, bancos, gobierno y sector privado a colaborar en un acuerdo nacional que beneficie a los emprendedores, pequeños y medianos empresarios.

Si todos nos unimos, podemos evitar la muerte de más sueños.


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